Comisiones Obreras de La Rioja | 15 noviembre 2024.

El sabor amargo del Mediterráneo

    Las perversas políticas migratorias de la UE generan miles de decesos cada año. La responsabilidad de esas muertes es de sus dirigentes y deben ser juzgadas.

    04/08/2023.
    Otras politicas migratorias son posibles

    Otras politicas migratorias son posibles

    El racismo y la xenofobia no son inherentes al ser humano. He visto muchas aulas en las que niños y niñas, de diferentes procedencias étnicas, conviven con total naturalidad sin que esa circunstancia forme parte del sistema de referencia de sus relaciones de amistad y juegos. Cuando esos dos lastres impúdicos afloran en la convivencia es porque se ha producido antes una campaña de estimulación del miedo al diferente y de odio al disímil para crear una convicción de superioridad cultural y una carga prejudicial sobre los rasgos ajenos. Ahora sí, el terreno está abonado. Se consiente la creación de patrullas vecinales para defenderse de “los negros” y se desoyen las denuncias por agresiones. Un inmigrante de Benín muere tras haber sido apuñalado por siete tunecinos. No importa, se necesita un hecho desgraciado en sentido contrario para que se desencadene el odio y se justifique la iniquidad. 

    Las ONGs afincadas en Túnez llevaban tiempo alertando de la campaña de xenofobia impulsada por las autoridades de su país. Sólo hizo falta que muriera apuñalado un ciudadano tunecino para que se desencadenara una ola de violencia que diera a las autoridades la excusa necesaria para expulsar a los subsaharianos. Más de 10.000 esperaban en Sfax el momento propicio para embarcarse en una patera rumbo a Italia. Muchos de ellos intentaron escapar de una ciudad tomada por las fuerzas de seguridad y de un clima asfixiante de acoso al subsahariano.

    Cuatro veces al día, grupos de 50 personas procedentes de Costa de Marfil, Camerún, Malí, Chad… son trasladados en autobús a Ben Gardane, un área desértica de la frontera con Libia, donde se les abandona a su suerte sin agua ni comida tras haber sido objeto de tratos vejatorios, haberles robado el dinero y despojado de sus teléfonos móviles, única vía de comunicación para conseguir ayuda. Imposible justificar tal grado de crueldad.

    Las organizaciones de Defensa de los DD.HH. claman al cielo de la justicia, firman cartas, inundan las redes sociales, escriben a los periódicos intentando dar voz a las víctimas y terminar con esta cruel depravación. La ONU, con su habitual tibieza, muestra su preocupación. La UE… La UE puede decir lo que quiera, ya estamos acostumbrados a su hipocresía, sus llamadas a la regularización de migrantes cada vez que sucede una catástrofe con centenares de muertos, sus invocaciones al respeto a los DD.HH… Conocemos de sobra estas tácticas de camuflaje que tratan de ocultar su connivencia, cuando no su apoyo explícito, a este tipo de comportamientos. Lo sucedido en Túnez lo único que evidencia es que Europa ha contratado otro portero macarra para proteger su discoteca y frenar el flujo de migración hacia las fronteras de Italia, curiosamente presidida por la extrema derecha. 

    Ya sabemos que las leyes internacionales se fijaron para castigar a otros pero, hace pocos días debatíamos con una estudiante de derecho si lo que está sucediendo en las fronteras de Europa se puede considerar, y por tanto juzgar, como genocidio. El ‘crimen de crímenes’ que, a juicio del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, queda caracterizado por actuaciones como: "localizar, registrar, marcar, aislar de su entorno, desposeer, humillar, concentrar, transportar y asesinar a cada uno de los miembros de un grupo étnico". Me decía ella que falta la intencionalidad de destruir al grupo en su totalidad o en parte. No lo creo. Es verdad que no sirven los esquemas arquetípicos de comportamiento del III Reich. No hay leyes explícitas al estilo de las raciales de Nuremberg -aunque las de algunos países europeos parezcan imitarlas-, somos mucho más sutiles que todo eso. Pero, si nos centramos en los hechos: estamos dejando morir a miles y miles de personas en el Mediterráneo o en el Canal de la Mancha, pudiendo evitarlo. Estamos sometiendo a ignominiosas vejaciones a millares de seres humanos que tienen como denominador común ser migrantes. Los concentramos, humillamos, desposeemos de los recursos naturales de sus lugares de origen, obligándolos a aislarse de su entorno y argumentamos que son un peligro en sí mismos y para la existencia de nuestros países… 

    Sí, somos mucho más sutiles. Prohibimos la esclavitud, pero buscamos fórmulas para mantener condiciones laborales tan próximas a ella que la dejan en buen lugar. Argumentamos que el cierre de fronteras es la única solución, sabemos que es falso. El sueldo del nuevo portero macarra será, este año, de 105 millones de euros. Ese monto permitiría crear 17.500 sueldos mensuales de 500 euros durante un año. Un plazo generoso para buscar trabajo en condiciones de legalidad y acceso a los servicios públicos. La UE ha ofrecido a Túnez una ayuda total de 900 millones, lo que equivale a 150.000 ofertas en las condiciones anteriores. Se estima en 21.000 el número total de subsaharianos, entre migrantes, solicitantes de asilo y refugiados, que hay en Túnez. Las perversas políticas migratorias de la UE generan miles de decesos cada año. La responsabilidad de esas muertes es de sus dirigentes y deben ser juzgadas.